El turismo en Ibiza llego de la mano del sol, la fiesta y la playa. Son innumerables las playas y Calas de Ibiza, algunas sólo accesibles en barco, que conforman toda la extensión del litoral marítimo. La primera oleada de turistas vino con la intención de disfrutar de todo un paraíso en pleno Mediterráneo.
Al mismo tiempo que llegaron, encontraron un lugar en el que vivir y expresar libremente, un mundo donde el canto a la libertad y a la naturaleza. Fue el inicio de otra Ibiza turística. Las antiguas terrazas, lugares de reunión del mundo hippy, pasaron a convertirse en los mayores centros discotequeros del mundo, al punto de marcar los inicios y finales de la temporada turística.
Pero cuando empezaron a acortarse las temporadas, a tener mayor competencia dentro y fuera de Europa, los ingresos turísticos dejaron de ser suficientes, y, gracias a ello, empezamos a descubrir un tesoro que sin estar escondido, se encontraba olvidado. Nuevas posibilidades se abrieron en Ibiza. Turismo cultural, quien lo diría. Y lo más increíble, es que la riqueza patrimonial de la isla tuvo que ser asignada a la humanidad, para que, por primera vez en su larga historia, adquiriese el valor que merecía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario